La salida de la editora del Washington Post estuvo precedida de choques con el director
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Semanas antes de que la atribulada editora ejecutiva de The Washington Post dimitiera abruptamente el domingo, su relación con el director ejecutivo de la empresa se iba haciendo cada vez más tensa.
A mediados de mayo, los directivos se enfrentaron en torno a si había que publicar o no un artículo sobre un escándalo de hackeo británico que tenía algunos vínculos con el director ejecutivo del diario, Will Lewis, según dos personas con conocimiento de sus interacciones.
Sally Buzbee, la editora, informó a Lewis que la redacción planeaba cubrir la sentencia programada de un juez en un largo caso legal británico presentado por el príncipe Enrique y otros contra algunos de los tabloides de Rupert Murdoch, dijeron las personas.
Como parte del fallo, se esperaba que el juez dijera si los demandantes podían añadir el nombre de Lewis a una lista de ejecutivos que, según ellos, estaban implicados en un plan para ocultar pruebas de piratería informática en los periódicos. Lewis dijo a Buzbee que el caso que le implicaba no merecía cobertura, dijeron las personas.
Cuando Buzbee le comunicó que el Post publicaría un artículo de todos modos, él dijo que la decisión representaba un error de criterio y terminó la conversación de forma abrupta.