America

Los capitalistas se convierten en un salvavidas económico en Cuba

Una tienda de abarrotes moderna cuyos estantes están repletos de todo tipo de productos, desde pasta hasta vino, ocupa un lugar en el centro de La Habana que antes ocupaba una monótona floristería estatal, con los techos y las paredes reparados y repintados.

Una antigua empresa estatal de vidrio en un suburbio de La Habana alberga ahora una sala de exposición de una empresa privada que vende muebles fabricados en Cuba.

Y en el puerto de la capital cubana, carretillas elevadoras descargan cuidadosamente huevos estadounidenses de un contenedor refrigerado. Los huevos van destinados a un supermercado privado en línea que, al igual que Amazon Fresh, ofrece entrega a domicilio.

Estas empresas forman parte de una explosión de miles de negocios privados que se han abierto en los últimos años en toda Cuba, un cambio notable en un país donde este tipo de empresas no se han permitido y donde Fidel Castro subió al poder liderando una revolución comunista decidida a eliminar nociones capitalistas como la propiedad privada.

Pero hoy Cuba se enfrenta a su peor crisis financiera en décadas, impulsada por la ineficacia y la mala gestión del gobierno y por un embargo económico de Estados Unidos que lleva décadas provocando el colapso de la producción nacional, el aumento de la inflación, constantes cortes de energía eléctrica y escasez de combustible, carne y otros productos de primera necesidad.

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