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No, una remota aldea amazónica no se hizo adicta al porno

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En abril, caminé más de 80 kilómetros por la selva amazónica para visitar las remotas aldeas del pueblo marubo. Esta comunidad indígena de 2000 miembros había recibido recientemente internet de alta velocidad y yo quería saber cómo había afectado sus vidas.

Durante una visita de una semana, vi cómo utilizaban internet para comunicarse entre aldeas, chatear con seres queridos lejanos y pedir ayuda en casos de emergencia. Muchos marubo también me dijeron que les preocupaba mucho que la conexión con el mundo exterior alterara su cultura, que habían preservado durante generaciones viviendo en lo más profundo del bosque. Algunos ancianos se quejaban de adolescentes pegados a los teléfonos, chats grupales llenos de chismes y menores que veían pornografía.

Por eso, el reportaje que publicamos el 2 de junio trataba en parte de la introducción de los marubo a los riesgos de internet.

Pero tras la publicación, ese ángulo adquirió una dimensión totalmente distinta.

En la última semana, más de 100 sitios web de todo el mundo han publicado titulares que señalan falsamente que los marubo se han vuelto adictos a la pornografía. Junto a esos titulares, los sitios publicaron imágenes de los marubo en sus aldeas.

The New York Post fue uno de los primeros, al decir la semana pasada que el pueblo marubo estaba “enganchado al porno”. Decenas le siguieron rápidamente. El titular de TMZ fue quizá el más contundente: “¡¡¡LA CONEXIÓN A STARLINK DE UNA TRIBU RESULTA EN UNA ADICCIÓN AL PORNO!!!”.

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